sábado, 30 de octubre de 2010

¿Perdona?

Los dedos temblando sobre el papel. Sin saber que escribir. Ahogándose en lágrimas que no pueden llorar y que no pueden decir, pues la pluma olvidó su tinta...
...en algún armario trastero. O quizá en alguna colmena. Tantos recovecos que no puede encontrar el camino de vuelta; el único camino que hay.
Y su mirada se eleva más y más. Hasta que olvida dónde quedaron sus dedos.
Pero el cielo tampoco sabe escribir. Aunque sí sabe llorar.
Y llora las lágrimas de tinta ácida que le llenaban las entrañas. Y quema los bosques y destruye las cuidades.
Lamiendo el papel con llamas apagadas, que no sienten ni comprenden; que no saben por qué son.
Y cuando el papel desaparece, los dedos dejan de temblar. Ya no hay que preocuparse de qué escribir. Porque las lágrimas le llenaron por dentro, el ácido bailó con sus pulmones, y lentamente, murió.


Ojalá el miedo viniese con manual de instrucciones...

No hay comentarios:

Publicar un comentario