sábado, 16 de junio de 2012

Declaración de intenciones.

No siempre digo la verdad, pero nunca miento.

No puedo jurar que me haya ocurrido nada. A veces incluso me cuesta asegurar que sigo con vida. Pero si puedo prometer haberlo sentido todo; haberlo vivido todo.
Aunque sean sensaciones robadas que hice mías, aunque no siempre pueda mostrar las cicatrices a flor de piel.

Para escribir necesito que las cosas salgan solas, a través de mi piel, desgarrándome poco a poco por dentro, para mostrar su duplicado indeleble.

Cuando escribo, nunca cuento mentiras, y apenas narro relatos. Lo único que sé enseñar es la verdad.
Y no hablo de una verdad absoluta, sino de mi verdad. Lo único que nadie me puede negar.

Pero a veces es muy difícil hacer confiar a alguien en una verdad que no es la suya. Qué mayor logro...
Porque supongo que eso es lo único que intento: haceros partícipes de mi verdad, para que ésta sea, quizás, un poco más auténtica. Para no sentir para nada.



Escribo siempre con esa certeza que crea la soledad. Porque nadie está nunca más seguro de sí mismo que cuando se sabe único héroe y víctima de su propia historia. Nadie se siente más que cuando está solo... a pesar de que esté rodeado de gente.





The white lies

A veces, sobre todo en esos días en los que al llegar por la noche a casa, atrapa mi mirada el brillo de centenares de estrellas, creo que sólo confundo el odio con miedo.

Porque no creo que, por mal que me trates, por mucho que sepa que ya no me quieres a tu lado por algún motivo que aún no alcanzo a comprender, y pese a que sepa que quizás nunca vuelvas a quererme, jamás podré odiarte.

Sé que cuando me enfado, es en realidad conmigo contra quien debería cargar. Que tú no tienes la culpa de nada. Que nadie elige lo que siente, nadie elige a quién quiere... Supongo que simplemente, no soy suficiente.

Suficientemente buena, suficientemente guapa. No sonrío lo suficiente, ni ayudo lo suficiente.

{Y ese "quizás", que son mis esperanzas infantiles, mi fe en que algún día vuelvas a abrazarme envuelto en sonrisas, y pueda enterrar mi cara en tu cuello y olvidarme de todo lo demás... Ese "quizás" es el que retumba en mi cabeza. El que por las noches, no me deja dormir}


Una vez un loco me dijo que para ser feliz, sólo tenía que ser yo misma...
...pero yo no sabía que ser feliz doliese tanto.

.

sábado, 9 de junio de 2012

Windows

En verano duermo siempre con la ventana abierta

para dejar pasar a los sueños desgastados.

Los que otros ya no querían.

Los que ahora, por las noches, me guían a mí.



Los sueños viejos me enseñan cosas nuevas.

Hoy me han enseñado a echarte de menos de una manera que no logro comprender...
Y ahora, aunque esté a tu lado, me duele sentirte.


En verano, vuelvo a ser un pez solitario.

Confía en mí:

Aún podemos atrapar las estrellas;
si saltamos alto.

Más alto.

Más.

sábado, 2 de junio de 2012

Los dioses de mentira.

Te deslizaste bajo mis sueños como un pedacito de alma invisible, para quedarte sentado a mi lado, mirándome. Supe que ahí había algo, pero yo nunca he sabido ver lo invisible... Y me marché.

Eché a correr, cuesta arriba, detrás de los cientos de cosas que quería alcanzar, aunque sabía que todas corrían más que yo. Abracé cuerpos y mentes, tratando de encontrar la felicidad entre un montón de gente para quienes yo era lo invisible.

Regué con mis lágrimas el camino, haciéndote resbalar al seguirme, pero a pesar de todo, me alcanzaste.


Y mientras yo miraba, con la vista clavada en el horizonte, cómo todos se marchaban -como había hecho yo, dejando atrás lo invisible, persiguiendo una luz imaginada- tú llegaste junto a mí. Y sin decir nada, te sentaste a mi vera y me secaste más lágrimas. Me susurraste al oído lo poco que todos quienes me abandonaban merecían la pena. Y aunque invisible, te pude ver.

"Inmortal", me susurrabas.

Desde lejos intentabas alcanzarme, y me prometías que jamás dejarías que me volviesen a hacer daño.

Y sin embargo, cuando volvió la luz, tú seguías siendo invisible, inalcanzable.

"Inmortal".