domingo, 29 de septiembre de 2013

Punto de inflexión

"Nos encontramos de nuevo, como siempre, sin esperarlo.

A veces, cuando ya ni siquiera me acuerdo de ti, te veo parada en la calle, mirando a ninguna parte; cruzando una carretera, unos metros por delante de mí.
Antes solías quedarte embobada mirando las ventanas arboladas en Plaza de España. Ahora ya nunca sé dónde estás, hasta que de pronto, te cruzas en mi camino.

Ya no sé si intentas evitarme o me buscas, pero sé que me ves. Aunque me mires sólo de reojo, aunque esperes a que me aleje para girarte hacia mí.
Sabes que eso es suficiente para traerte de vuelta, para que vuelva a sentir todo tal y como era antes de que te fueses la última vez. Como cada vez.

Lo nuestro nunca ha funcionado; por terceras personas, o por nosotras mismas, nos acabamos perdiendo, buscándonos en calles tan grandes que es casi imposible que nos crucemos. Casi.
Pero al final nos encontramos, y vuelve a nacer la duda.
¿Y si esta vez, sí?
Si ahora es la buena, la definitiva.
Si ya no tengo que buscar tus ojos del color de la miel entre tantos miles nunca más, y puedo quedarme mirándolos para siempre.

Yo nunca puedo resistirme a ti. Ya lo sabes, y por eso regresas.
Me dejo la vida buscándome una vía de escape, para tener algo a lo que aferrarme cuando te plantes delante de mí, y de nuevo asegures que nunca vas a marcharte.
Pero ni ideas ni símbolos, nada vale. Sigo siendo sólo un pez idiota; ya no queda nadie que pueda protegerme.

Y por eso siempre ganas, porque siempre estoy sola.

¿Cómo puedo alejarte de mí, si no sé darme cuenta de que has vuelto hasta que ya es demasiado tarde?"


...Y así fue como aquella tarde les puse, a mis ganas de abandonar, nombre de mujer.
Que al menos si pierdo la guerra, habré ganado otra batalla.

martes, 17 de septiembre de 2013

Pants on fire

Cada noche me arrepiento de todo.

He mentido tanto que he acabado mintiendo verdades. 

Y me ahogo por dentro pensando en cómo contártelo. Cómo decirte que durante todo este tiempo te he estado engañando, porque necesitaba engañarme a mí. Que aún sigo ocultándonos la verdad a ambos.
Quiero decírtelo todo, quiero limpiarme de esto. Pero nunca es un buen momento para perderte.

Y me consuelo pensando que no será para siempre, que en no mucho tiempo te olvidarás de mí, desaparecerás, y entonces qué importarán las mentiras, qué importarán las verdades...
Pero en mi cabeza resuena esa idea: ¿Seguirías a mi lado de haber sido sincera?

Y yo nunca sé qué contestar.

Si alguna vez lees esto, por favor, perdóname.
Porque te conté todas las mentiras que quería que fuesen verdades.
Pero fuiste el único a quien conté todas esas verdades que desearía que hubiesen sido mentira.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

I talked, I talked...

Ojalá pudiese odiarte.
A veces creo tan firmemente que te lo mereces... pero luego los recuerdos de todo lo que me hiciste, de todo lo que lloré por ti, se mezclan con sonrisas y noches que no acaban, y empiezo a olvidar que tenía que olvidarte.
Ojalá pudiese odiarte y gritarte a la cara todo el daño que me hiciste, ojalá pudiese pensarte con rencor. Y que todas las lágrimas que fueron para ti, hubiesen sido de rabia.
Cruzarme contigo y alzar la barbilla;
"-¿Quién es ese chico? ¿Lo conoces?
 -Nadie. No es nadie".
Y seguiría mi camino sintiendo que dejo atrás un dulce reguero de color carmín.
Después de todo, de todos.
Después de nosotros...
Quisiera no querer saber nada de ti.

Ojalá pudiese odiarte,
por que no te imaginas cuánto me duele tu indiferencia.

domingo, 8 de septiembre de 2013

És de nit...

Aún no ha salido el sol.

Y la orquesta sigue resonando a nuestras espaldas, aunque ya nos hayamos cansado de bailar, aunque se hunda el barco.
¿Cuánto tiempo pasamos bailando cuando ya era de noche, cuando aún nos iluminaban las grandes arañas blancas? Y aún tras eso, pisándonos con cuidado sin ver.
Quizás ya nunca podamos dejar de bailar, y muramos como aquella bruja, destrozados sobre unos zapatos rojos.

Qué más da el color si ya no podemos verlo.
Si ya hemos dado tantas vueltas que no recordamos por qué lado del cielo desaparecían las estrellas, ni dónde están el suelo o el techo, ni cómo seguir en pie.
Si ya ni siquiera recordamos si bailar nos hacía felices.

Sigue oscuro, y ya nadie recuerda qué era lo que merecía la pena ver.

¿Cúando se va a acabar ésta noche?