Aunque las voces sobre mis hombros me miren exclamadas. Los "¡Está loca!" y los "¿Por qué le gusta sufrir?" se mezclan como murmullos disonantes en mis oídos al mismo ritmo al que los dejo atrás.
Intento no ser feliz, porque sé que tarde o temprano, tú desaparecerás.
Sé que, más temprano que tarde, te cansarás de mí, te aburriré. Y no hace falta que lo niegues, tal y como lo negaron todos cuantos vinieron antes que tú... todos cuantos se acabaron cansando y se marcharon.
Eres todo lo que ahora necesitaba. Un pequeño sueño que ni siquiera me había atrevido a soñar... Y mi cuerpo me pide a gritos dejarme llevar, vivirlo todo y sentirlo todo y, para bien o para mal, que sea contigo.
Pero siempre está esa voz... La voz que no grita, que susurra. La voz que ya lo vivió todo, a la que se le acabaron las lágrimas. La voz amarilla...
Que me habla del miedo y el dolor. Que me pregunta, constantemente, en qué me convertiré, a qué quedaré reducida, cuando tú veas quién soy.
...A la que nunca sé contestar.
¿Qué pasará? Cuando toda la felicidad que crees que escondo desaparezca... Cuando la niebla se disipe y consigas ver mi verdadero aspecto. ¿Acaso tú lo has cambiado tanto? Supongo que no. Supongo que sólo verás al monstruo que siempre fui. Y entonces te marcharás, tan rápido como puedas, e intentando no hacer ruido. Porque nadie quiere que un monstruo pueda ver su alma...
¿Y qué me quedará a mi?
Volveré a la niebla, vagando, sin un lugar al que ir. Desmontándome en pedazos por las esquinas. Tal y como hacía antes de que tú aparecieses para guiarme.
Porque a pesar de todo, soy una idiota que se robó a sí misma la posibilidad de elegir. Soy una idiota que no sabe no intentar ser feliz.
Dios, he dicho alguna vez que eres una maldita genio escribiendo???
ResponderEliminarJo, que tonterías bonitas me dices *^* Gracias señora madrina! :D
Eliminar