Eras todo lo que no pudo ser, y fuiste.
Eras el sabor, el olor, que se le prohíbe a la gente como yo. Pero te probé y te desgasté hasta que no pude más. Hasta que no pudimos.
Eras miradas que esconden un mundo, que luego me llevabas de la mano a recorrer.
Todo cuanto nunca debí tener.
No me mereciste, y no te merecí.
Eras la humedad de las lágrimas sobre mi almohada. El secreto a gritos.
Eras todo. Fuiste nada.
Y ahora eres tú. Y yo soy yo. Y ya no recuerdo que es lo que había cambiado.
Pero por fin me he atrevido a tachar, en el apartado de apellido, el "nosotros".
No hay comentarios:
Publicar un comentario