domingo, 6 de mayo de 2012

Con un poco de suerte...

¿Que si duele?
Claro que duele. Duele más de lo que puedas imaginar. Duele más de lo que yo nunca pensé que dolería.
Duele hasta cortarte el aliento; hasta desear que se te corte. De una vez y para siempre. Para poder morir en silencio... del mismo modo en que sientes que vives.
Hace que sólo quieras correr hasta el límite del mundo y seguir hacia delante. Quizás para huir de los recuerdos que se clavan en tu cabeza como clavos candentes, o quizás sólo para dejar atrás las lágrimas. Y a la vez hace que todo lo que puedas hacer sea acurrucarte en un rincón, rodeado del olor de lo que ya no es, del olor que te ahoga.
Quizás, ir al mar, donde las lágrimas no se distingan sobre tu rostro. Y quizás, con un poco de suerte, morir cuando el agua llegue a tu alma a través de tus pulmones. Con un poco de suerte...

¿Duele?
Sí, duele.
Duele más de lo que nadie pensaría que puede soportar...
Y a pesar de todo, merece la pena.

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