sábado, 30 de julio de 2011

Hatter's game

Míralas. Mira como brillan.
No sé si la escasa luz que se filtra proviene del Sol o de la Luna, pero la luz por sí misma no es nada. Sin embargo su reflejo... ¿lo ves?
Su reflejo hace brillar mis manos en la oscuridad. Dos trémulas manchas rojas
Claro que lo ves. Incluso tú, incluso ahora, debes poder verlo.

¿Y mis ojos? ¿Ves mis ojos?
Supongo que no. Quizás permanezcas aún absorto con el brillo de tu sangre sobre mis manos. Pero ojalá pudieses verlos, saber todo lo que aún no has sentido.
¿No notas el frío?
No hablo de esta habitación, sino de las miradas. Su mirada era fría cuando se despidió de ti, lo sabes. Las miradas frías siempre ocultan las cosas más oscuras. Ocultan lo que no debe ser revelado. Quizás no puedas verlo, pero puedo prometer que mi mirada lograría helarte los pulmones antes de tu próximo aliento.
No, no me mires. No aún, todavía nos queda tiempo.

Vamos, ahórrate esas lágrimas. Nos harías un favor a ambos. Sé que lo último que se pierde es la esperanza, pero no me creo que esto te pille tan por sorpresa. Creí que ya te habrías acostumbrado a mi permanente desagrado, nunca fui muy buena ocultando el odio, aunque en mi opinión, es una sensación detestable.
Estoy segura de que, en el fondo, sabías que esto acabaría ocurriendo. Temías que esto sucediese, ¿no es así? Y a la vez querías que llegase pronto.
Todas esas noches sin dormir, víctima de la tensión, como una presa que escapa de un enemigo al que no puede ver.

¿Cómo se siente?
Todo ese desprecio, todo ese odio... Sé que podías sentirlo. A pesar de todos mis esfuerzos por intentar ocultarlo, por mostrarte sólo un falso retrato de mi misma... de la persona que tú habrías querido que fuese. A pesar de ello, sé que lo sabías. Sabías que había mucho más, por supuesto. Te llevó mucho tiempo preguntarlo, comenzar a investigar. ¿No esperarías que te lo diese todo hecho, no? Claro que te dije que estabas equivocado, y como ves, tenía mis motivos.

Oh... Quizás si entonces me hubieses hecho caso, nunca habríamos llegado a esto.
Así que, en cierto modo, estamos aquí por culpa tuya.
"A veces el dolor escapa a tu alcance. Y entonces, es mejor mantenerse alejado de él".
Te lo dije.

Es el dolor no que te ha traído aquí. Lo que nos ha traído aquí.
El dolor es el inicio y el fin de todo. Por ejemplo, hoy, lo será para ti. El dolor que nació del odio, de tu enferma y supurante alma, el dolor que te pareció tan distante y ajeno, será quién hoy, acabe contigo. Hay quien lo llamaría karma. Para mí no es más que una hermosa y sangrienta ironía.

¡No, no! ¡No te desmayes aún!
Mírame. ¿No puedes verme? ¡Mis manos! Eso es, mira mis manos.
¿Lo ves? Es tu sangre la que brilla, aunque ya está casi seca. Una pena, era tan hermosa... Pero no puedo bañarme en ella de nuevo, ¿verdad? Ya has perdido mucha sangre, querido, si seguimos así, morirás. Y aún tenemos mucho de lo que hablar.

Sí, vamos, ven. Acércate a mí. Te prometo que jamás encontrarás un mayor consuelo que el de poder abrazarte a tu propia muerte.


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