martes, 28 de mayo de 2013

Se me perdió Abril

A veces nos pasan cosas que son inexplicables.
Y ella era una de esas cosas.

Hoy te recuerdo bajo una tarde amarilla, cubierta de flores blancas que temías que el viento se llevase.
Hoy recuerdo el color de tu pelo cubriendo las nubes, borrándolo todo. Te recuerdo a un volumen tan alto que no entiendo como los demás no lo escuchan.
Ha pasado otro Marzo y pensé que ya no seguirías aquí; no sabía si sentir alivio o pena. Pero al final regresaste, al final siempre regresas. Ya dudo si algún día conseguirás marcharte.
Mientras tanto, yo cuido tu recuerdo y lo pinto de colores que ya no sé si fueron o me los invento. No sé si tu pelo era tan dorado ni tus ojos brillaban tanto. Pero independientemente del color, no quiero dejar de tenerte a mi lado, aunque tenga que abrazarte sin que estés. No quiero que dejes de estar, aunque ahora seas sólo el recuerdo de una nube dorada cubriendo el cielo, una espalda recortada contra el mar, y esta mancha gris en mi esternón. Aunque ya no logre recordar tu cara.
Y al llegar a ese punto, todo se enturbia y regresa al blanco y negro, y tú vuelves a no estar. Y yo regreso al mar y ya no hay flores, ni una sonrisa que me tape las nubes.
Hoy te recuerdo tan fuerte que duele.
Hoy, y cada día.

La silueta de tu espalda cuando, sentada en el rompeolas, fundías tus ojos con el mar.



...Hace ya cuatro años y dos meses tarde.

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