miércoles, 3 de septiembre de 2014

¿Te ha comido la lengua el gato?

Se giró en la cama aferrándose a sus órganos internos
y de las esporas que le salieron de la boca
surgieron los cañones de una fragata hundida.

Las ideas se amontonaban en su garganta
pero las estrellas les impedían el paso.

Apretaba entre sus manos la carta que le invitaba a cenar
en un sucio cobertizo
de plato principal, sus pulmones
como invitados, los pequeños seres grises que sólo se ven por el rabillo del ojo.

Y lloró y gritó y nadie pudo escucharla
pues su cabeza era una galaxia
en el vacío, no se propaga el sonido
y un gato le comió la lengua.

Se le escurrían entre los dedos las nebulosas
perdía la cabeza
se olvidaba a sí misma.

Y sólo la recordaría un gato.

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