Y sigo jugándome la vida por causas perdidas.
Porque son las únicas que merecen mi vida a cambio. Nunca daría mi vida por algo que se pudiese ganar con menos.
Sigo perdiendo porque puedo. Porque sé que puedo.
¿Miedo?
Claro. ¿Quién no tiene miedo a perder?
Sólo soy una idiota inconsciente. Siempre de la mano de la cobardía.
Es una sonrisa lo que me impulsa. La tenue esperanza de una sonrisa que no viene a cuento.
Ya estás llegando, y no sé si recordaré cómo te tenía que sonreír.
¿Crees que podrás borrar de mi mente la idiotez, la inconsciencia, la cobardía?
¿Los errores?
Aprendamos juntos a vivir de nuevo.
Comámonos la luna desde los balcones que cuelgan de las nubes.
Cada noche.
Hasta quedar ahogados en lágrimas y olvidos.
Y que sólo recuerdes aquella sonrisa novata. Aquella que no sabía cómo ser.
Para ti. Toda para ti.
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